Es suizo, tiene 41 años y hace seis que perdió su pierna por un cáncer, pero eso no le impidió seguir con su pasión de andar en skate. A los 4 meses de la operación ya estaba andando de nuevo con sus amigos y nunca más paró. Es arquitecto, ilustrador y tatuador, pero sobre todo, es un hombre que no conoce la palabra imposible.