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La voz que hacía llorar a Ron Wood

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Musicology

Bobby Womack

La década del 60 y el 70 es bien conocida como la edad de oro del rock; la revolución creada por The Beatles tuvo en estas dos décadas una extensa lista de artistas ilustres e influyentes en las generaciones por venir; por solo nombrar algunos monstruos que surgieron en este período de tiempo podríamos citar a The Rolling Stones, Velvet Underground, Cream, David Bowie, The Who, Jimmy Hendrix, Led Zeppelin, Queen y un etcétera de límites insospechados. Pero cabe destacar que en estas décadas también surgieron y tuvieron su pico creativo algunas leyendas de la música Soul, el Funk y el R&B; entre los tres íconos destacados de estos géneros podemos nombrar a Marvin Gaye, Curtis Mayfield, y Stevie Wonder. Quienes escuchen la discografía de estos tres genios o hayan tenido la posibilidad de ir a ver el show de Stevie Wonder en Vélez Sarsfield del año pasado saben que estos hombre-milagro son capaces de tocar las fibras más sensibles de nuestro ser a través de su prodigioso e inagotable talento. En la Black Music todo parece fluir sin esfuerzo, sin esos ejercicios conceptualistas en cuanto al sonido tan propios del rock británico, desde Pink Floyd a Radiohead.

Todo lo escrito hasta aquí es una breve introducción para dar paso al protagonista de este Musicology, el inigualable Bobby Womack.

Decíamos que los 60s y 70s también fueron la explosión del Soul, el Funk y el R&B y nombramos a sus tres íconos, pero lo cierto es que hubo muchísimos más artistas destacados en estos géneros y entre ellos se encuentra Bobby Womack; el hombre que era capaz de hacerte llorar con su voz, como siempre lo afirmó Ron Wood, guitarrista de The Rolling Stones. La relación de Womack con los Stones no se limita a los dichos y admiración de Wood, dato anecdótico para los fans de la historia del rock y el soul es que “It´s All Over Now”, el primer éxito de los Stones en el Reino Unido es un tema de Bobby Womack.

La biografía de Womack dice que su verdadero nombre es Robert Dwayne Womack, que nació en Cleveland, Ohio, el 4 de marzo de 1944 y que falleció el 27 de junio de este año.

Bobby comenzó con la música a principios de los 60s como el cantante de The Valentinos y luego acompañó a Sam Cooke como guitarrista. Su historia personal con San Cooke estuvo signada por la controversia debido a que se casó con la viuda de Sam a los tres meses de su muerte y otras cuestiones posteriores que no vale la pena contar en esta sección ya que Musicology está destinado a cuestiones musicales y no a la vida intima de los artistas y menos cuando hablamos de un hombre que fue creador de discos que son un deleite sin fecha de vencimiento.

En los 70s sacó casi uno o dos discos por año, en cada uno de ellos se luce su voz y también sus composiciones que a veces quedan opacadas en el recuerdo tramposo por su asombrosa capacidad como interprete.

Si tuviera que recomendar discos de aquella época de gloria de Bobby Womack pensaría en Understanding (1972) y en Across 110st Street (1974) la inclusión de Across….está ligada a que ese disco incluye la hermosísima “If You Don´t Want My Love (Give It Back)”. Yendo un poco hacia atrás en la línea temporal diría que su disco debut, Fly me to the Moon (1968) es una buena manera de comenzar a conocer la obra de este ícono del Soul.

En los 80s tuvo algunos buenos discos y un tremendo éxito con el tema “If You Think You´re Lonely Now”

Algunos intentos por regresar en los 90s, sin mucho éxito comercial derivaron en un silencioso retiro de la música. Cuando el mundo parecía haberse olvidado de Bobby Womack y él mismo ya no se creía capaz de dar algo más, Damon Albarn lo convoca para cantar en el disco Plastic Beach (2010) de Gorillaz, donde le puso la voz a ese gran hit llamado “Stylo”. Bobby acompañó a Gorillaz en distintas presentaciones donde también cantó la conmovedora “Cloud of Unknowing”.

Pero Womack tenía todavía algo por decir, y eso por decir fue su disco “The Bravest Man in the Universe”(2012). Damon Albarn y el productor Richard Russell acompañan a Bobby en una obra en la que hay un sonido moderno sellado por las programaciones que dispara Russell en forma de loops. Entre el piano de Albarn y los demás instrumentos se impone la interpretación de un hombre que ya vivió mucho, tal vez demasiado y que transformó a su voz en el reflejo más puro de su corazón. Siempre hubo un componente mágico en la voz de Womack, escucharlo cantar te atraviesa. Este disco es la afirmación de que la música cuando es verdaderamente buena no envejece y podemos decir que la voz de Bobby Womack es eterna.

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