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Presos, tiros y ¿olas?

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Foto: Rosario Picardi

Ya van más de diez días de encierro y todo el mundo se está volviendo loco. Si tu pasión pasa por el agua salada, la tortura es todavía peor: con toda la ciudad metida en sus casas y departamentos, la imagen del pico donde más te gusta surfear sin gente es inevitable. Circulan fotos, las playas están vacías, las olas se están yendo solas…

Si Internet permitía que la información vuele, dadas las situaciones de cuarentena actual, los videos y las opiniones se disparan con más velocidad nunca. 

Por un lado, un argentino en un pueblo de Costa Rica -que prefirió no revelar su identidad- comenta que “de cinco de la mañana a siete, estoy surfeando solo; a las ocho empiezan a patrullar así que para esa hora ya descarto”. Al instante aparece esta noticia sobre Costa Rica:

Mientras que el surfer corredor esquiva balas (se rumorea que era Simon Rex filmando para el próximo Snapt4) tuvo que pagar una fianza de 200 dólares, el surfer profesional Costarricense  Noe Mar McGonagle fue arrestado por un grupo de oficiales en la playa.

Circulan más noticias. El “surfer” argentino que volvía de Brasil, arrestos en Perú, inclusive en Necochea, Buenos Aires, le hicieron una causa a unos pibes por irse a surfear a Punta Negra. Nadie quiere entender que hay que quedarse en su casa. Es que en algunos lugares la cuarentena permite surfear pero no permanecer en la playa, como por ejemplo en Hawai o Australia -aunque es probable que esto cambie en los próximos días.

El arresto de Noe, campeón mundial de la ISA en el 2015, por romper la ley en Playa Hermosa y el del surfer peruano despertaron polémica por el hecho que fueron aprehendido por un gran grupo de policías mientras ellos estaban surfeando solos. 

Si bien las leyes de Costa Rica indicarían que un crimen contra la salud pública, como lo es quebrar una cuarentena, puede ser castigado con cárcel de uno  a tres años; Noe va a tener que pagar una multa de 200 dólares y pedir disculpas a través de un video público. 

El campeón indiscutido y leyenda del surf, Kelly Slater, salió a defender a Noe y otros surfers con un comentario en Instagram, que acá te traducimos:  “He visto videos esta semana de personas siendo arrestadas que estaban surfeando solas sin personas alrededor mientras otra gente los agarraba físicamente para sacarlos del agua o la plata. Parece como una muestra triste de poder. Algunos de esos mismos videos muestran numerosas personas paseando alrededor en tierra firme en las aceras, notablemente en Bondi. Si no ves la ridiculez e ironía en eso, hay algo mal. Centros comerciales siguen abiertos en países donde se ha decretado el surfing ilegal. Alguien, en vez de atacar a la persona, por favor que me dé una explicación racional de por qué la gente no puede surfear si mantiene las distancias. Estoy abierto a escuchar si hay un buen argumento. ”

Hay varios puntos a tener en cuenta porque, de la manera en que Kelly lo pone, tiene razón. Sobretodo en que la gente se siga reuniendo en colas de banco interminables, o que ciertos locales sigan abiertos mientras el mar permanece cerrado. Pero lo más triste es que Kelly se equivoca.

Kelly no tiene razón

Si las playas se abren y el surfing se permite, todo el mundo va a irse corriendo al agua. Los estacionamientos se explotarían de gente, al igual que las ciudades costeras. Cuando digo todos, me refiero no sólo a los locales, a los no tan locales y a los principiantes. Hasta había gente nueva intentado surfar con tal de salir de la cuarentena. 

Otro punto está en los accidentes o golpes. Estamos en un momento en el que los hospitales y médicos tienen una sola prioridad, los enfermos por el virus. Cualquier accidente dentro del agua, implicaría alguien molestando en el sistema de salud.

Por lo pronto sólo queda esperar, cuanto más se respete el encierro, antes se puede volver al agua. En el medio hay que tratar de mantenerse lo más preparado para cuando se pueda volver al agua. Yoga, apnea, crossfit, lo que te pinte. De haber sido más pillos nos hubiésemos escapado a tiempo, a un aislamiento supremo, de esos que sólo algunos conocen.

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