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Quiksilver presenta a su nuevo embajador: Franco «Pepe» Rivas
Quiksilver Argentina tiene el placer de comunicar la incorporación de Franco Rivas como nuevo embajador de la marca. Pepe, como se lo conoce, es un hábil freesurfer y entusiasta investigador del deslizamiento sobre todo tipo de tablas y olas. Los tiempos de la pandemia le permitieron investigar el proceso que atraviesa una tabla, desde su idea, pasando por el Shape Room, hasta que se pone a prueba en las olas. Horas antes del cambio de fase, entre sesiones de surfing, hablamos con él…
Les compartimos los mejores momentos de la charla. Bienvenido Pepe… Con Uds. nuestro nuevo embajador.
¿Cuáles son las principales funciones para un embajador de una marca
como Quiksilver?
En mi caso, hacer lo que me gusta hacer, surfear, usar tablas alternativas y
representar un estilo de vida relacionado al mar y su cultura.
La cuarentena se hizo larga en Mar del Pata, además coincidió con el
mejor otoño de olas de los últimos 10 años. ¿Cómo fueron esos días?
La primera semana dormí como hasta las 11 AM todos los días y me quedaba hasta tarde viendo películas con mi novia Lila, la incertidumbre y las buenas olas que veía desde la ventana del Rancho de AFT me volvieron loco al principio. Trabajando desde la compu para nuestra productora y cadena de hostels AFT, con el tiempo empecé a estudiar un poco sobre cómo hacer tablas, volví a levantarme temprano desayunar como si fuese a surfear todo el día, algo de guitarra, algo de lectura, unos fogones en el patio y constantes horas mirando el mar por la ventana.
Eventualmente después de unos 60 días me puse el traje, crucé la calle y me
metí a surfear.
¿Qué otros deportes practicaste antes de dedicarte de lleno al surf?
Crecí en el bosque Peralta Ramos… Mucha bicicleta, skate en rampas hechas
con cualquier madera que me encontraba, algún partido de fuchi con los pibes del barrio.
¿Cuál fue el viaje que más te marcó y por qué?
Cuando tenía 19/20 años me fui con 2 mangos una mochila y la tabla, junto a mi amigo Lucio. Cruzamos Latinoamérica por tierra hasta Nicaragua, sin
teléfonos ni tarjetas de crédito… Me marcó porque me di cuenta por primera vez las facilidades que tenemos viviendo en casa con nuestros viejos a esa edad… una estufa, un desayuno, un techo, todos esos aspectos que parecían tan simples cobraron mucho valor y respeto.
Cuando llegué a Nicaragua el viento estaba de tierra casi todo el año, las olas no paraban y las necesidades pasaron a ser muy básicas y a la misma vez muy enriquecedoras. Me quedé ahí por mucho tiempo corriendo beach breaks muy prolijos y perfectos y trabajando para una compañía canadiense de viajes de surf.
¿Cuál sería tu breve reseña como estudiante?
Siempre fui malo en la escuela, buen pibe, sin problemas, pero malo con las
notas… me escapaba del colegio para ir a surfear hasta que un día me
botonearon.
¿Qué cosas te aportó el surfear con twin fins?
A bajar un cambio, disminuir la cantidad de movimientos que realiza el cuerpo a la hora de efectuar una maniobra, a combinar una quilla con un riel para buscar líneas más largas, ser más preciso e inclusive a agarrar olas y solo correrlas posicionándome en distintas secciones de la ola si hacer ni una maniobra, sólo pasear.
¿Consideras que en los últimos años, especialmente en Argentina, la
gente se vuelca más al surf por su historia y cultura que por el simple
acto de deslizarse en las olas?
Ambas… hay personas que disfrutan mucho deslizarse en olas que son
segunda o tercera generación de familias de surfistas y cargan con su genética e historia.
Como también hay algunas personas que no tienen idea ni les interesa saber sobre la historia pero correr una ola los hace muy felices.
De todos modos ¿a quien no le gusta una buena historia de surf contada por algún pionero del surf?
¿Qué cosas no encontrás en el surf competitivo?
Tiempo y libertad. Toda mi adolescencia competí y lo disfruté mucho y aprendí a posicionarme en el mar, a elegir olas, a realizar maniobras con cierta técnica, creo que gracias a esos años compitiendo pude formar una conducta en el agua.
Pero cuando tenía 17/ 18 me di cuenta que competir no me enriquecía y que no podía surfear en 20/ 30 minutos contra otras personas tratando de asegurar maniobras y que a los jueces les guste cómo le pegué a la ola sin parar.
¿Qué cosas aprendiste con la Pandemia?
Shapear, hacer salsa bolognesa, más sobre economía, política y que no
surfear realmente hace mal (risas).
¿Cuál debería ser la nueva normalidad?
Que dejen laburar a la gente. Hacer más cosas que te gusten, tratar de vivir de lo que uno ama, respetar y ser respetado y cuidar más el medio ambiente.
¿El 2021 según Franco Rivas?
Estoy pensando mucho en el ahora.
¿El libro que te gustaría haber escrito?
La primera parte del libro, Let My People Go Surfing de Yvon Chouinard.
¿Qué estás escuchando?
Bill Callahan, Neil Young, Steve Gunn, Gregory Isaacs y The Babe Rainbow.
¿Cuál es tu mayor influencia dentro del agua?
Mi papá, el Gonza. Cuando era pibe me daba mucho tablas largas y flotadoras para hacer líneas prolijas… eso me marcó para siempre.
¿Cómo se puede ser un consumidor más responsable en un mundo en el que todo el tiempo te quieren vender algo?
Disfrutar de las cosas simples, comprar poco y de buena calidad.
¿Tus impresiones en el shape room?
Siempre pensé que sería un desastre debido a mi desprolijidad en la escuela, Facu (Di Catarina) me ayuda a ser prolijo y me tira tips durante el proceso, me gusta tanto que le dedico toda mi paciencia y tiempo cuando lo hago, poder hacer la tabla que va entre tus pies y el mar me lleva a entender mucho más en detalle las formas de las tablas y los por qué de sus formas. Mucho que aprender todavía.