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Un ida y vuelta con Justi y Esti, dos amantes de la montaña

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Justina Pastrana es Instructora de esquí desde los 18 años, nació en Bariloche y esquía desde que tiene uso de razón. Su mamá y sus amigas trabajaban de instructoras en el Club Argentino de Ski asique fue ahí donde empezó y después se fue al Club Andino Bariloche donde tuvo instructores súper motivados que la incentivaron y ayudaron a forjar su personalidad sobre los esquíes. Durante varios años compitió en Alpino y a los 15 dejó por una cuestión económica, probó snowboard y trabajo de ayudante hasta poder hacer los cursos para ser instructora. En su momento lo veía como una segunda salida laboral, mientras tanto estudiaba Administración de empresas. Hasta que un dia se dio cuenta que el esquí es una de las cosas que más le llenan y más le gustan hacer en mi vida y vio, junto a su pareja, la posibilidad de vivir de esto, de poder combinar el disfrute y no perderle el gusto a su pasión por trabajar y pasar muchas horas sobre los esquíes enseñando a otras personas lo que a ella le hacen bien.

Desde mi punto de vista este deporte siempre fue una oportunidad para expresarme, para conectar con algo mágico y puro. Una oportunidad de volver a mí, a mi cuerpo, a mis sensaciones y al disfrute. Cuando tengo los esquíes puestos me olvido de mi edad, de mis responsabilidades, de mis preocupaciones y de cualquier cosa que no tenga que ver con la presencia. Agradezco cada día la posibilidad de tener un cable a tierra tan concreto.

Justi

Haber conocido a su compañero/marido Esteban Erdocia amplió aún más las posibilidades sobre los esquíes, empezó a saltar, a ir al snowpark, descubrió sus primeros esquíes fat o de fuera de pista y se le abrió un mundo nuevo. Salió de su pequeño planeta para descubrir el universo del esquí. La libertad de ir con pieles de foca a lugares que nunca hubiese imaginado, dice.

Esquiar bajo la luz de la luna llena, sentirme un pájaro volando 10 metros en el snowpark. El mundo del esquí es inmenso y al recorrerlo uno se siente enorme en el pecho y muy muy pequeño al mismo tiempo entre tanta grandeza.

Justi

El esquí le abrió las puertas para viajar, para seguir descubriéndose, para expandirse en diferentes disciplinas, para generar abundancia, enseñarle a sus alumnos, compartir su pasión, conocer gente, lugares; el esquí es una parte importantísima de nuestras vidas y de nuestra relación.

Esti fue una gran inspiración y será mi eterno profesor. Siempre le voy a estar muy agradecida por plantar diferentes semillitas en este deporte y creer en mi mucho más de lo que yo lo hago.

Justi

Durante un par de años Esti compitió en carreras del freeride world qualifier, una competencia de esquí fuera de pista muy importante, para acompañar a justi y hacer el aguante cuando creía que quería competir a nivel internacional. De hecho a veces obtuvo grandes resultados. Le saca fotos para la marca de ropa que me sponsorea “Duke”, se saca los guantes y se muere de frío para que la foto quede bien. Le explica una y otra vez como hacer tal salto o bajar por determinado lugar, es un copado.

Aparte del esquí Justi practica yoga y es profe, el yoga es parte de mi vida, trata de aplicarlo en todo momento, es una gran herramienta para cualquier situación. Es volver a la respiración, al cuerpo, bajar la intensidad de la mente, tomar perspectiva. Y pasó a ser muy importante después de una lesión de rodilla que tuvo esquiando en 2017. Ya practicaba, pero desde la operación tomó consciencia de lo importante que es habitar, aprender a escucharse. Hoy está más que agradecida de esa lesión. Nos cuenta que no volvería el tiempo atrás para evitarla porque le hace ser quien es y disfrutar como disfruto.

En resumen: soy una gran aventurera, súper motivada, hiper autoexigente, buena amiga, un poco testaruda y estructurada, apasionada y bastante introspectiva fuera del mundo del esquí. Me gusta procesar sola, pasar mucho tiempo conmigo misma, darme un espacio amplio cada día. Valoro muchísimo la libertad, la naturaleza y los espacios a solas conmigo misma; leer un buen libro, comer algo dulce, preparar una buena cena, unos ricos mates con amigas, un baño de inmersión, una caminata, un amanecer en la montaña o un atardecer en la playa.

Justi

Su nombre es Esteban Erdocia, mucho lo conocen como El Esti. Su familia decidió mudarse a Bariloche cuando tenía apenas 1 año. La economía familiar no era la mejor, sus papás no tenían plata para comprarle el pase pero con sus dos hermanas más grandes que eran unas motivadas y su hermano, que tiene casi su misma edad subían caminando a Catedral y esquiaban en Robles. A lo largo de los años la economía familiar mejoró y empezó a poder comprarse el pase, fue dos años a un club pero cuando
dejo de ir armamos un grupo de amigos y metieron en el mundo del freeride y del Freestyle que estaba en auge.

Al terminar la secundaria hizo el curso de instructor y empecé a viajar con estos amigos a Andorra, al principio laburaba de lo que venga y el menor tiempo posible con tal de poder disfrutar del tiempo libre en la montaña y seguir mejorando.

Esti

Al pasar los años fue haciendo más cursos hasta terminar el nivel 3 de instructor de esquí. Fue instructor independiente, trabajo para diferentes clubes, hizo el curso de Juez y actualmente entrena un grupo de atletas locales. Es una persona muy motivada y alegre y trata de compartir y contagiar ese espíritu con las personas que lo rodean. Por eso le encanta laburar con los chicos. Motivar salidas con amigos y explorar nuevos lugares.

El esquí me genera mucha adrenalina, me encanta sentir la velocidad y ponerme a prueba continuamente.

Esti

¿A que se dedican?
Ambos somos profesores de esquí y hace ya 8 años hacemos doble temporada en Bariloche y Andorra. Eso nos dio la posibilidad de viajar, esquiar lugares nuevos y vivir de lo que nos gusta. Normalmente estamos 8 meses arriba de los esquíes y 4 disfrutando del mar y de la primavera.
En Andorra trabajamos en la misma escuela de esquí, Grandvalira, los dos estamos en el area de freeride llevamos a los alumnos más animados al fuera de pista cuando las condiciones lo permiten y el resto de tiempo damos clases a niños, adultos, principiantes o avanzados. El trabajo es dinámico, bastante constante y por eso no nos aburrimos. Justi también da clases de yoga para instructores y trabajadores de la montaña una vez por
semana.
Acá en Bariloche, Esti trabaja en el ski club Bariloche en el area de freeski/freestye entrenando chicos locales, y yo soy instructora de esquí independiente trabajo con nenes de Buenos Aires y también doy clases a adultos, más chica trabaje entrenando nenes locales pero hace un par de años priorizo manejar mis tiempos y el ser mi propia jefa. Aparte doy clases de yoga particulares y grupales.

¿De donde salio el amor a la nieve? ¿Hace cuanto practican el deporte?
Desde muy chicos comenzamos a esquiar y es algo que agradecemos todos los días.
La mama de Justina Pastrana también es instructora de esquí así que la llevaba en la mochila aun antes de aprender a caminar, la montaña y el esquí fueron dos cosas que la acompañaron toda la vida.
De chica y hasta los 14 años fue al Club Andino Bariloche donde entrenaba y corría carreras de esquí alpino. Siempre le gustó la aventura, saltar y ser libre en la montaña.
Aparte en su casa si amanecía nevado estaba permitido faltar al colegio para subir a esquiar, la nieve y el disfrute siempre fueron prioridad en el invierno.
Esti: El amor a la nieve nació con la primera nevada que vi, los muñecos de nieve y las guerras en familia siendo muy chiquito. La nieve me conecta con lo lúdico, con la diversión y el disfrute de cada salida. El esquí es un deporte que me marcó mucho de chico y con el transcurso del tiempo el amor por este deporte y por la nieve fue aumentando mas y mas. Hoy en día la nieve y el esquí son para mi un estilo de vida. Hace 32 años que esquío.

¿Hacen otro deporte?
Entre temporada y temporada siempre intentamos ir a alguna playita a revolcarnos en las olas. Teniendo Chile al lado y estando en Europa, donde todo está cerca de todo, apareció el surf como deporte motivador, Esti ya lo hacía de chico y alguna idea tenía y yo empecé con el que sigue siendo mi profesor.
Esti: a falta de calor y playa, hace años que vengo bastante motivado con el surf, tuve la suerte que Justi se re copo y no le costó mucho aprender. El mar es jodido y te pone a prueba como la montaña, quizás fue eso lo que nos atrapo tanto a los dos, el respeto 100% al entorno.
Justi : Amo el agua y veo en el surf otra manera de conectar con ella, con su fuerza y transformación constante. El mar es sanador y realmente se siente su poder restaurador entre temporada y temporada. Amo el calor y a veces se extraña el estar más holgado de ropa asique en la playa aprovechamos. El surf te pone a prueba constantemente, a veces es tan agresivo el mar que solo podes mirarlo desde afuera, como en la montaña cuando hay tormenta y no se puede subir. Hay otras donde el sol está radiante, las olas
son perfectas y te sentís abrazada por el contexto. Son dos escenarios diferentes donde se reviven las mismas sensaciones. El deporte es el medio para motivarse y conectar con algo súper simple pero avasallante al mismo tiempo.
No puedo llamarlo otro deporte porque para mí es un estilo de vida, pero si me gustaría nombrar al yoga como un gran compañero y complemento.

¿Donde viven durante todo el año?
De julio a noviembre estamos en Bariloche, tenemos una casa a 15 minutos de Catedral y de diciembre a abril en Canillo, una pequeña ciudad en las montañas de Andorra. Mayo y junio casi siempre vacaciones: últimos años Indonesia a surfear y Justi en 2019 se fue a India a hacer el profesorado de yoga.

¿Les llego a agarrar el coronavirus en Andorra? ¿Cómo vivieron eso?
Estábamos trabajando cuando explotó todo y quedamos en Andorra sin poder volver, la realidad es que teníamos planes de surf en Indonesia y nuestro pasaje de vuelta a Argentina era para fines de junio. Finalmente la empresa para la que trabajamos, en conjunto con otros organismos, tramitó unos vuelos especiales a precios razonables y después de un tiempo de darle vueltas al asunto tomamos la decisión de volver. Por más de que hubieron un par de contratiempos en Ezeiza, acá en Bariloche nos recibieron con los brazos abiertos, cuarentena de por medio y hoy estamos agradecidos de estar donde estamos: hasta ahora viene siendo el mejor invierno de los que recordamos. Las condiciones de nieve son ideales, estamos conociendo nuevas montañas y bajadas y compartiendo con amigos como pocas veces lo hemos hecho.

¿En donde pasaron el confinamiento?¿Que fue lo más difícil de la cuarentena?
En Andorra estuvimos en el departamento donde vivimos siempre los días de cuarentena obligatoria y de a poquito cuando pudimos empezar a salir un par de días a la semana y después un par de horas todos los días aprovechamos a conocer lugares hermosos, hicimos muchísimas caminatas por la montaña y disfrutamos con otros ojos y otra conciencia la libertad, la naturaleza y el lugar donde estábamos.
Cuando nos volvimos a Argentina, en Andorra todo se iba reencaminando, pero al llegar a Bariloche volvimos al DNI y al confinamiento estricto, no se sintió como una marcha atrás ya que veníamos mentalizados a quedarnos y encerrarnos los 14 dias en nuestra casa, que gracias a dios tiene jardín y mucha luz durante todo el dia. Despues de los 14 dias pudimos salir a andar en bici y a apreciar la belleza de Bariloche y bueno, hoy en dia ya pudiendo esquiar, el tema de la pandemia pasó a un segundo plano. Esti se motivo con amigos y empezaron a hacer tablas de surf caseras y yo disfrute el tiempo libre para abrir un canal de youtube donde comparto clases de yoga.
Lo más difícil creo que fue la incertidumbre que todos vivimos y que poco a poco vamos transitando, creemos que el humano tiene una necesidad de control muy grande y esto fue un gran PARATE para todos. Un cambio de planes radical, un volver para adentro y tener mucho tiempo para reinventarnos, bajar mil cambios, conectar con nuestro cuerpo, tener mucho tiempo para revisar patrones, ideas, creencias, maneras. De a momentos no fue fácil justamente por el “no saber, no poder proyectar”, pero bueno… a todos nos pasó algo similar y creemos que todo tiene su razón de ser por más de que no este del todo claro ahora mismo.
Somos dos personas muy activas y libres y esa sensación de no poder hacer lo que queremos y lo que nos hace bien durante el tiempo de confinamiento, tanto acá como en Andorra, nos lleva hoy a disfrutar aun mas de este deporte, del hecho de estar vivos y de estar en Bariloche que es el lugar más lindo del mundo.

Ahora en Bariloche dejan esquiar a los residentes, ustedes pudieron esquiar?
Nosotros aun no tenemos pase porque en esta primera etapa Catedral solo abrió para los residentes que compraron el pase el año pasado.
Yo, Justina, cada año me habilito en la muni y compro el pase de independiente a principio de temporada que es cuando lo venden. Por ahora no tenemos novedades, pero espero que en un par de días lo vendan a un precio acorde a los días que quedan de temporada y a las condiciones atípicas del momento. Si no se puede trabajar espero al menos poder comprar un pase de residente que me permita subir a la montaña a seguir
disfrutando.
En el peor de los casos, seguiré subiendo con las pieles y descubriendo nuevas montañas. Esteban trabaja para el ski club Bariloche y en principio empieza a trabajar y le dan el pase de instructor de club en estos días para entrenar a los chicos locales.
Pero hasta ahora subimos caminando con las pieles de foca a donde las condiciones acompañan. Es un gran entrenamiento, conectas con la montaña de una manera más salvaje. La subida es un tiempo de conexión con el cuerpo, con el contexto, con los amigos: son entre 2 y 8 horas de patear con los esquíes (dependiendo la montaña y la cantidad de bajadas) donde volves a lo simple, donde respiras aire puro y recordas lo que
vale la pena. Y un par de minutos de bajada donde realmente estás presente, disfrutando de la nieve, mirando las bajadas de tus amigos, festejando, filmando, sacando provecho de las horas de subida y dejándote fluir.

¿Porque eligieron Andorra para vivir? ¿Cómo fue esa decisión?
Esti ya viajaba a Andorra hace varios años porque sus amigos iban para allá, la realidad es que es un país muy chiquito y familiar: se habla el mismo idioma y si tenes el titulo de instructor es fácil que te contraten. Cuando nos pusimos de novios en 2012 yo, Justina, estaba terminando la facultad y nos fuimos juntos para allá. Fue un camino de ida. Yo, Justina, conseguí trabajo en la escuela Grandvalira, y empecé a trabajar también en un club entrenando chicos y Esti empezó ese año después de varios intentando entrar, a trabajar en el snowpark de shaper. Nos hicimos muchos amigos nuevos, buenos compañeros y al poco tiempo apareció el surf como motivación entre temporada y temporada, la posibilidad de viajar y de vivir de lo que más nos gusta hacer.
Hoy en dia estamos super cómodos en Andorra, le alquilamos siempre a la misma pareja, dejamos el auto con nuestras cosas en una cochera con la batería desconectada y al volver ahí está la nave esperándonos para volver a conectar su batería e irnos de paseo juntos.
En la escuela de esquí donde ahora trabajamos juntos (Esti dejo el snowpark hace dos años) hay muy buena onda, tenemos un grupo de amigos motivados para esquiar, damos clases de freeride cuando se puede y trabajamos bastante toda la temporada, la verdad estamos como en nuestra segunda casa. Y aparte es el trampolín para seguir conociendo otros países y expandiendo horizontes.

Top 3 mejores lugares para esquiar
Todavía nos quedan muchos lugares por conocer y no podemos definir un top 3. Las condiciones influyen muchísimo independientemente del paisaje y de las bajadas.
Sin dudas la Patagonia Argentina para nosotros es un lugar increíble. Estar en Bari siempre termina sumando más puntos porque estamos rodeados de los nuestros, el terreno es conocido y la sensación de estar en casa es única.

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